miércoles, 26 de agosto de 2009

El Carbón En Colombia




Colombia, desde la época prehispánica, ha sido un país minero. No obstante, hasta mediados de la década de los 70 prevaleció la pequeña minería de subsistencia. En el caso específico del carbón, la producción a duras penas alcanzaba a abastecer el consumo interno, reducido por lo demás; entre tanto, las exportaciones eran marginales. Solo con la Declaración de Comercialidad del Contrato de Asociación Carbocol-Intercor en 1980 despunta en Colombia la explotación de carbón a escala industrial.

Colombia, como lo anunció por aquellas calendas el ex ministro de Minas y Energía Alberto Vásquez Restrepo, se hizo para entonces el propósito de capturar el 10 por ciento del mercado internacional de carbones térmicos; 27 años después participa con el 12 por ciento del mismo. El año pasado, Colombia exportó 60 millones de toneladas y se consolidó como el tercer exportador a escala mundial, después de Australia y Sudáfrica, con lo cual ha entrado pisando duro a jugar en las grandes ligas de este mercado.

Colombia, entonces, se ha convertido en una potencia exportadora de carbón y ha alcanzado un posicionamiento envidiable. La dinámica de las exportaciones de carbón ha sido tal, que ha terminado por desplazar al café y se disputa con las remesas el segundo renglón en importancia en la generación de divisas. A ello ha contribuido el auge de la economía global de los últimos años, impulsada por las dos potencias emergentes, China y la India, grandes consumidores de materias primas básicas para sostener su acelerado crecimiento, como el carbón y el ferroníquel, cuyas exportaciones crecieron el 15 por ciento en los primeros cinco meses de este año. Ello, a su vez, ha repercutido en la bonanza de precios de las mismas; en el caso del carbón oscila en torno a los 60 dólares por tonelada, el triple del precio de los años 80.

Pero, para lograr esta hazaña, no bastaba con poseer las mayores y mejores reservas del mineral en Latinoamérica; que se ha comparado y homologado su calidad, a otros productos nacionales como el Cafè colombiano, que cuenta con el reconocimiento mundial como entre la elite de los mejores del mundo, era necesaria la vinculación de empresas con el suficiente músculo financiero y portadoras de la tecnología y el know how requeridos.

El Cerrejón en La Guajira, la más grande mina de carbón a cielo abierto del mundo, está ahora en manos de verdaderos gladiadores de la industria del carbón, como BHP Billiton, Anglo American y Xstrata, integrantes del consorcio que lo explota (Carbones del Cerrejón), los cuales ocupan, en su orden, el primer lugar, con unos 100 millones de toneladas anuales, el tercero y el quinto en el escalafón mundial de la minería. Y ni qué decir de La Loma, El Paso, Calenturitas y La Jagua de Ibirico en el Cesar, región esta que irrumpió con fuerza en el sector luego de que otra multinacional, la Drummond, entrara en escena, en 1989, a través de un contrato de concesión, la cual a su vez fue secundada por la suiza Glencore, la misma que se hizo al 51 por ciento de la refinería de Cartagena.

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